La diversidad, junto con la transformación tecnológica son los dos factores que están cambiando el mundo en el siglo XXI tal y como lo conocemos.

Hoy en día, ninguna organización puede gestionar su cadena de valor sin tener en cuenta aspectos como la globalización y la internacionalización de su negocio, la consolidación de la mujer en el mercado laboral y su situación actual de desigualdad, la convivencia de cuatro generaciones en el mismo entorno de trabajo o la ampliación del abanico de culturas, estilos y valores que están modificándose a nivel social.
Esta gestión de la Diversidad afecta a todos los stakeholders con los que se relaciona una organización. A nivel externo, tiene que ver con su marca, tanto para sus clientes y consumidores como para su capacidad de atraer talento y también a su compromiso social en el entorno donde opera y a su relación con accionistas.
Pero también afecta en la gestión de su talento interno para garantizar la innovación y el compromiso de sus profesionales y contar con el talento adecuado para cumplir con las exigencias y complejidad de su negocio.
Es en este contexto es donde surge la importancia del Talento Diverso ya que para tener éxito, la organización debe asumir que las plantillas están compuestas por individuos muy diferentes en habilidades personales, así como en otros factores demográficos, culturales y sociales, con necesidades, actitudes, valores, motivaciones y potenciales de contribución muy diferentes. La diversidad debe ser gestionada por líderes que sepan reconocerla y potenciarla y aprovechar todo su valor. A estos líderes del Siglo XXI, se les denomina líderes inclusivos.