¡Sin duda! El management en España necesita un cambio. Recientemente he leído una noticia que cuanto menos unos años atrás sonaría muy extraña: “El BBVA paga 35 millones para deshacerse de sus directivos no digitales”.

Estamos ante un nuevo escenario empresarial que exige nuevos estilos de gestión, nuevas habilidades y estrategias. ¿Por qué? Es claro, todos los cambios en los modelos de gestión los lidera una figura clave, sin él ninguna empresa subsistirá, el cliente. Los consumidores han cambiado sus hábitos de compra y o te subes al tren o te puedes quedar fuera de juego y eso en terminología empresarial significa desaparecer. Los clientes son el corazón de un negocio, su satisfacción y fidelización afectan a la cuenta de resultados, por tanto estamos ante un reto estratégico.
Tenemos ya ante nosotros no sólo a los nativos digitales. Los millennials, también han nacido empresas nativas digitales sólo con mirar los últimos años vemos la aparición de múltiples empresas que con muy poca estructura y sirviéndose de la tecnología han surgido y se han posicionado en un lugar privilegiado: la mente del consumidor. Uber, e-park, Cabify, Amazon, Just Eat, BlaBlaCar… entre otras. Según el ISDI las compañías nativas digitales son las que, además, ofrecen más puestos de nivel directivo: el 93% de los puestos de manager o superior provienen de ellas.
Seguimos pensando que únicamente ampliando nuestros conocimientos tecnológicos podremos superar el reto que supone la era digital, ya que desconocemos realmente lo que este nuevo escenario requiere. ¿Cómo podemos traducir esta necesidad en habilidades concretas que necesitan nuestro equipo gestor y primeros ejecutivos? En otras palabras, cuando hablamos de competencias digitales ¿A qué nos estamos refiriendo? Bajo mi punto de vista son 7 las habilidades claves que soportan este cambio y que deben desarrollar los directivos para adaptarse a la era digital:
Visión transversal: La visión vertical de expertise funcional que degeneró en reinos de taifas deja paso a una visión de 360º donde se tienen en cuenta las implicaciones de todas las direcciones en las soluciones estratégicas.
Trabajo en red: Un paso más allá del trabajo en equipo, significa interés y voluntad por colaborar y aportar valor más allá de tu rol, función y responsabilidad.
Liderazgo inclusivo: Aquél que es capaz de trabajar en un entorno global con culturas, generaciones y perfiles absolutamente dispares, consiguiendo que cada profesional aporte su luz y su genialidad.
Aprendizaje continuo: Imprescindible en un entorno tan cambiante y desafiante como el actual.
Gestión de Stakehoders: Donde se tiene en cuenta no sólo al cliente, sino también a todos los grupos de interés que afectan al negocio (sociedad, accionistas, asociaciones, proveedores…).
Pensamiento disruptivo: Necesitamos dar un salto cuántico para pensar en nuevas soluciones, nuevos servicios, nuevos productos. Sólo aquellas empresas que se atrevan a desafiar lo convencional conseguirán conquistar un lugar privilegiado en la mente del consumidor.
Gestión de la información: Porque debemos aprender a gestionar y compartir con rigor,  el volumen ingente de información que recibimos para tomar decisiones.
Bajo mi punto de vista, no es una cuestión generacional, sino de adquisición de una serie de nuevas capacidades y habilidades. El corazón de la función directiva seguirá siendo el mismo, generar entornos que permitan el desarrollo de una sociedad sostenible en el tiempo.