A veces la vida te pone delante personas enormes con apellidos impronunciables, que no se te olvidan, y este ha sido mi caso con Guillermo Scharfhausen. Guillermo ha aparecido en mi vida de manera circular, en distintos momentos vitales muy importantes, y cuando hice mi selección de líderes valientes fue uno de los primeros nombres que llegó a mi cabeza.

El motivo probablemente sea porque ejemplifica algunas de las características fundamentales de este tipo de líderes: la autenticidad, la coherencia y el espíritu de dejar un legado.

Guillermo es un líder extraordinario dentro de la función de Recursos Humanos, que ha tenido una carrera profesional muy exitosa en distintas multinacionales y ha transformado culturas y organizaciones. Pero no escribo sobre él por esta razón… eso sería lo fácil, lo superficial, lo que todos vemos a simple vista.

Hoy escribo sobre él para poner en valor lo que no todo el mundo conoce. Desde una auténtica vocación de liderazgo fundamentado en el servicio y rodeado del mejor equipo de líderes diversos que he conocido nunca, Guillermo guía el grupo scout más numeroso de España, con campamentos de más de 500 chavales cada año.

Que una persona (y una familia entera) sacrifique tanto de su vida personal durante todo el año y el periodo de vacaciones de verano por perseguir un propósito y conseguir que el mundo sea un poco mejor de cómo nos lo encontramos (filosofía scout promovida por Baden Powell, su fundador), me parece un símbolo increíble de valentía en una sociedad que busca el protagonismo y el logro individual y no está dispuesta a sacrificar nada.

Cuando te despojas de todos los símbolos de status, sale lo mejor de cada persona y de cada líder, y en el caso de Guillermo, es lo que muestra cada día de campamento, haciendo que una orquesta de instrumentos diferentes toque una melodía difícil de igualar. No lo hace solo, como afirma, es la cara visible de un equipo de coordinación espectacular y con la misma capacidad de sacrificio: la cabaña (unidad al servicio del grupo en campamento) y el equipo de scouters, que lideran a los niños a través del servicio como hermanos mayores.

Es un líder que desarrolla a otros líderes, los scouters, jóvenes de entre 18 y 30 años que se ocupan de los grupos de niños divididos por edades. El mentoring con los scouters es clave y hay que acompañarles, ni delante ni detrás, a su lado cuando es necesario.

En los campamentos desafiamos nuestros propios límites, nuestra capacidad de sacrificio, la renuncia a las comodidades y la capacidad de trabajar para otros. Hace falta mucha inspiración diaria para que la energía del grupo no baje, y si esto pasa, para que se recargue.

Si alguien quiere conocer cómo es el auténtico liderazgo valiente, fundamentado en el servicio, tiene las puertas abiertas de nuestro campamento scout del grupo 284. Allí, además de estar en un entorno privilegiado como es la naturaleza, vivirá una concentración de valores sin igual, con Guillermo tendiendo una mano a todos los que vamos detrás. Como me comentaba un día, es una locura, una bendita locura.