Se planteó que la asesoría se realizaría a través de un programa de liderazgo para identificar los talentos femeninos con alto desempeño; a las mujeres seleccionadas, se les hizo un proceso de desarrollo para que llegaran a estar en la misma posición de sus pares hombres y, cuando se abrieran las vacantes en el comité, pudieran competir por igual.
Con el acompañamiento de las mentorías empezaron a participar en diferentes comités e instancias, a ello se sumó el trabajó en asuntos de autoconfianza, influencia, comunicación asertiva y la superación de barreras como las carreras duales, es decir, cuando una mujer es profesional, pero, al mismo tiempo, es mamá o cabeza de hogar, entonces hay la necesidad de aprender sobre herramientas que les permita gestionar un equilibrio.
Gran parte del éxito del proceso fue gracias al componente de mentoría, porque fue un acompañamiento de manera constante por el presidente de la organización y su comité ejecutivo, quienes se postularon para formar parte del equipo de mentores.
Es relevante recordar que el objetivo primordial era generar una “competencia” justa a la hora de postularse a los cargos, no caer en el error de contratar mujeres por cumplir una cuota, sino que a través de la llegada de talento femenino a cargos gerenciales el negocio obtuviera otra mirada, perspectivas y buenos resultados.