Ahora más que nunca, necesitamos líderes valientes que sepan adaptarse con celeridad a los cambios disruptivos que estamos viviendo. El coronavirus nos ha obligado a tomar decisiones en tiempo récord, a cambiar nuestras formas de hacer y de relacionarnos de la noche a la mañana.
Como decía Darwin: “adaptarse o morir”. Y esta es la ley que impera en un contexto de cambio exponencial y que hemos experimentado de forma dramática en nosotros mismos en estos últimos días. Un líder valiente es consciente de la velocidad a la que sucede todo, alguien que está constantemente aprendiendo, buscando nuevas maneras de hacer y de adaptarse, pero también de retar el status quo.
En estos días, hemos necesitado de esos líderes que han tenido que tomar decisiones rápidas. Sin embargo, no se trata sólo de resolver la inmediatez, sino de ser conscientes de que una vez termine este encierro obligado, va a existir un marco muy diferente al que teníamos cuando nos quedamos en nuestras casas.
Un líder valiente será aquel que sea capaz de aprender de esta experiencia y sepa aprovechar las oportunidades que una situación de crisis puede aportar. Aquel que pueda poner todo esto en valor para generar soluciones diferentes e innovadoras, que lleven a las organizaciones a replantearse sus paradigmas y sus formas de hacer, convirtiéndolas así en sostenibles y perdurables en el tiempo.