Es un hecho. ¡La diversidad como gestión del talento diferencial ha venido para quedarse!

Hace unos años en España cuando hablábamos de la importancia de la diversidad como marco para la gestión y el management en las empresas, el discurso generaba curiosidad, pero lo veíamos distante, alejado de nuestra realidad, pensábamos que en otros países europeos como Inglaterra o Alemania tenía sentido, pero no en España. Pero la globalización y la internacionalización de la empresas, tanto españolas, como extranjeras nos está haciendo valorar la diversidad como algo que va más allá de un “nice to have” pasando a ser una estrategia de negocio que afecta directamente a la cuenta de resultados.
Compañías españolas tanto del Ibex, como Pymes están creciendo de forma imparable fuera de su mercado tradicional, el mundo se ha convertido en su gran nicho de mercado, los crecimientos en muchas ocasiones superiores al 50% y el margen financiero, lo estamos cosechando en otros destinos donde debemos aprender a negociar, liderar, llegar a acuerdos, trabajar en equipo y en definitiva trabajar con stakeholders muy distintos a los locales. En este contexto, los patrones de relación e incluso la concepción de talento han cambiado. Ya no nos valen las fórmulas que en España nos han funcionado tradicionalmente donde el desempeño, la excelencia funcional o conocimiento experto y una gran dosis de confianza obraban milagros a la hora de predecir el éxito de un directivo. Las reglas del juego han cambiado.
Conceptos como: Cultural Awareness, Cross-cultural Lidership, Business Acumen,aparecen en nuestro vocabulario empresarial. Conceptos todos ellos nacidos en la cultura anglosajona y por eso la mayor parte se citan en inglés, ya que su mera traducción empobrece el concepto que el término engloba. Es el momento de pensar en global y pensar en global significa ser capaz de admitir que existen términos que nuestro gran e inmenso vocabulario no recoge, por que el lenguaje representa una cultura y con ella una forma de pensar, quizás por eso hasta nuestro vocabulario debe evolucionar para acompañar a este imparable cambio de organizaciones locales a organizaciones globales. La gestión de la diversidad debe estar presente en todas nuestras políticas y procesos, no es sólo un asunto de Recursos Humanos, pensemos en cómo una campaña de marketing que no respete la diversidad puede sin dudarlo privarnos de una cuota de mercado muy importante, si ofendemos o marginamos a través de ella a un colectivo determinado, campañas de Marketing como la de L’Oreal o Nike sin duda les costaron caras a las firmas respectivas causando una caída en la ventas muy importantes.
Pensemos igualmente en la estrategia comercial, no es lo mismo cerrar un acuerdo con una Multinacional Americana, que con una Empresa cuyo dueño puede ser la familia Real como ocurre en países musulmanes o con un Fondo de Inversión Chino. Distintos interlocutores, distintas estrategias de negociación, distintas maneras de cerrar acuerdos ¿estamos preparados? Sin duda, creemos que sí, de ahí que mandemos a nuestros primeros espadas, expatriados, con un excelente paquete de beneficios sociales y con un cuidado exquisito a la hora de ocuparnos de su familia, aspectos todos ellos muy importantes para la calidad de vida de nuestro expatriado, pero…¿qué hay de la calidad de sus relaciones profesionales?
Todo expatriado tiene el mandato de generar éxito en su nuevo destino. Ese es su reto, y quizás su mayor fuente de preocupación, pues sabe que del otro lado está la impaciencia por ver resultados, dos fuentes de tensión y por tanto de conflicto potencial. ¿Preparamos a nuestros directivos para trabajar en un entorno donde las reglas del juego no están escritas y son muy distintas a las que conocen? Es más ¿evaluamos si determinados perfiles son idóneos para trabajar con otras culturas? Creo que la respuesta es NO. Pues el índice de expatriaciones fallidas en España es de un 41,7% (Datos del Estudio de Expatriación de IESE & IRCO, 2011).
Sin duda, este dato, nos indica que hay mucho terreno por conquistar a la hora de aprender a gestionar la diversidad como un reto y una necesidad para sobrevivir en un entorno global donde aquellos que mejor estén preparados ganaran la batalla de los mercados.