“Estamos acostumbrados al ‘sí’ y al ‘no’. En nuestro sector hay mucha soberbia…es un servicio al igual que otro cualquiera”, comenta José Ignacio Jiménez que, asimismo, afirma que para los candidatos la llamada de un headhunter ofrece la posibilidad de “establecer un vínculo con un jugador más y acceder a ofertas interesantes”. La relación con un cazatalentos es una oportunidad, tanto si lo que se desea es aceptar o no la nueva posición.

Es conveniente sincerarse sobre el cambio de situación, pues emplear el proceso de selección como assessment o para lograr mejores condiciones en su compañía actual podría dejarle fuera del proceso y cerrar nuevas oportunidades profesionales en el futuro.

Sin embargo, la responsabilidad también recae en los propios cazatalentos, que han de ser capaces de generar un entorno de confianza para que el candidato pueda expresarse libremente, como bien apunta José Ignacio Jiménez.

Un error muy recurrente de los headhunters es presionar en las últimas fases del proceso.