Claramente me declaro contraria a pensar que el talento tiene sexo, edad o procedencia social!

En España tenemos una extraña manía: contratamos talento junior, invertimos en su formación y desarrollo y cuando las personas están muchas veces en su mejor momento de equilibrio y madurez profesional, decidimos que ya no tienen cabida en las organizaciones.
Muchas veces he escuchado la frase “tengo 47 años mis posibilidades de encontrar un nuevo proyecto son reducidas” y por otro “buscamos un perfil de entre 35-40 años”.
A partir de los 45 años sin duda los profesionales están en un momento de madurez excepcional, por un lado no padecen el stress propio de períodos más juniors donde las situaciones y problemas laborales al ser novedosos para el profesional tienden a desestabilizarlo, por otro, su acerbo de conocimientos fruto de la experiencia, es directamente proporcional a su edad laboral.
Los profesionales senior son el mayor repositorio de conocimiento y de experiencias que tienen las Compañías

Poner cortapisas al talento para mí es sectarismo. Los profesionales senior son el mayor repositorio de conocimiento y de experiencias que tienen las Compañías, no conozco ningún país que se pueda permitir no disponer de todo su talento.
No es un tema puramente de acumulación de experiencias vitales, existe una base neurológica poderosa  que nos invita a revisar nuestros sesgos en los procesos de contratación e incorporación del talento y que es el desarrollo de la inteligencia! en nuestro cerebro cohabitan dos tipos de inteligencia: Inteligencia líquida aquella que nos permite adaptarnos y enfrentar situaciones de forma ágil, tiene una base genética importante e inteligencia cristalizada, hace referencia al conocimiento que una persona ha ido adquiriendo a lo largo de su vida y su capacidad para utilizar este conocimiento y aplicarlo para resolver nuevos problemas. La inteligencia fluida alcanza su máximo esplendor a la edad de 30 años y empieza a disminuir después, mientras que la inteligencia cristalizada sigue aumentando durante toda la edad adulta. Esta inteligencia constituye nuestro mejor recurso para desenvolvernos en entornos que exigen adaptación permanente. Me pregunto… ¿podemos construir organizaciones robustas y a la par con capacidad de re-invención prescindiendo de esta inteligencia?
Cervantes tenía 57 años cuando publicó la primera parte del Quijote, Vicente del Bosque tenía 60 años cuando ganó la Copa Mundial de Futbol, Harland Sanders creo Kentucky Fried Chicken con 65 años y Nelson Mandela tenía 72  cuando se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, son innumerables los profesionales que de todos los ámbitos y sectores han sabido demostrar que el coraje, la ilusión, el compromiso y  la capacidad de triunfar no tienen edad!