Leyendo este artículo de Forbes en el que se muestran las principales razones por las que no existe un mayor cambio de las organizaciones en la dirección de generar una estrategia y cultura de sostenibilidad, no me resulta extraño que los top tres de la lista sean: la incertidumbre existente con respecto al retorno de la inversión, falta de claridad en la estrategia y el compromiso de los máximos responsables de la organización.

En mi opinión, reforzando el sentido del artículo, en materia de sostenibilidad las organizaciones tienen que pasar de ser parte del problema, a ser parte de la solución. Se trata de un reto global tan grande, que sin las corporaciones empujando en la dirección adecuada, difícilmente se podrán solucionar los grandes problemas ambientales y sociales en los que nos encontramos. Por eso, se hace necesario que los líderes organizativos dirijan movidos por dos impulsores: el propósito de creer en ello y el valor, entre ellos económico, que este marco genera a corto, medio y largo plazo.

La sostenibilidad requiere de líderes valientes que sepan integrarla en el modelo de negocio y la cultura de la organización, además de ser conscientes de que tendrán que estar constantemente tomando decisiones de ganar y perder, a veces acertadas y a veces menos acertadas, pero es que nadie fue pionero teniendo todas las respuestas. Equivocarse para aprender, tiene que formar parte de la estrategia y la cultura.

El artículo comenta además, la importancia del ROI en materia de sostenibilidad y cómo medirlo usando elementos menos tradicionales que tengan en cuenta los riesgos organizativos de no invertir en sostenibilidad. Personalmente, destacaría además la medición como un elemento fundamental para la creación de una estrategia y cultura de sostenibilidad ya que facilita cuatro palancas clave:

1.- La calidad de las conversaciones a alto nivel en materia de sostenibilidad que promueve, centradas en lo que afecta a la materialidad particular de cada negocio.
2.- Poner el foco en lo que realmente es importante, tanto en la estrategia, como en el hacer de todas las personas en la organización creando cultura.
3.- Monitorizar el avance de la estrategia y resultados para poder reaccionar de forma ágil en un entorno de incertidumbre, incorporando la medición en una cultura de aprendizaje e innovación.
4.- Celebrar y aplicar los aprendizajes de los éxitos a corto plazo cuando en la estrategia de sostenibilidad se plantean indicadores que midan no sólo el largo plazo, si no lo conseguido a corto y medio plazo.

En definitiva, sumarse al cambio sostenible no es una opción hoy en día, es una cuestión de supervivencia y diferenciación para las organizaciones, en la que se necesitan líderes valientes que crean, apuesten y se arriesguen con el objetivo de generar una huella en positivo.