El pasado jueves 24 de marzo, tuve la oportunidad de participar en la masterclass de BBVA Open Innovation “Somos una empresa ágil y sostenible, ¿y ahora qué?” y compartir con unos 250 profesionales la visión sobre la Transformación Sostenible de Talengo. Un modelo que ha nacido de la experiencia y el empeño de construir una mirada sistémica de cara a entender y ayudar a las organizaciones y sus líderes.
Una de las reflexiones sobre las que centré mi presentación tiene que ver con la necesidad de hackear nuestros propios sistemas organizativos.
Durante años, ha habido una tendencia frenética a agilizar equipos, entornos y organizaciones, pero con más foco en la adopción de las nuevas formas de trabajo, que en el cuidado de mantener la esencia de las organizaciones y, por cierto, también de la agilidad. Esto es, la conexión entre nuestro propósito y nuestra visión y aquello que hacemos y entregamos a nuestros clientes (y hablo de clientes finales, pero también de nuestros clientes internos).
El resultado es evidente. Equipos auto-organizados, alineados en torno a la entrega de valor, pero con serias dificultades para diseñar y gestionar el cambio, debido a esa desconexión que impide entender cómo nuestro día a día aporta valor a la estrategia y es consistente con el propósito.
Un modelo de empresa adaptativa, capaz de fluir con el cambio, requiere no sólo nuevos comportamientos, sino también la capacidad de adaptar la forma en la que pensamos, en la que afrontamos los problemas y tomamos decisiones y, por supuesto, la forma en la gestionamos nuestras emociones y nuestro autoliderazgo para ser capaces de colaborar y cocrear nuestra hoja de ruta para adaptarnos a un entorno repleto de incertidumbres.