La expatriación de directivos ha alcanzado un papel clave en los negocios de las empresas españolas, cada vez más volcadas en el desarrollo y apertura de nuevos mercados que les den las oportunidades que no han tenido en el territorio nacional durante toda la crisis.

Según un estudio realizado por Talengo,  un 70% de la facturación de las compañías españolas que cotizan en bolsa, 391.349 millones de euros, ya proviene de la actividad desarrollada en el exterior y el número de empresas con actividad en otros países, 4.183, se incrementa cada año.
En la actualidad, las firmas españolas tienen a unos 200.000 directivos en destinos de todo el mundo dedicados a la apertura de mercados y de negocios. Talengo asegura que más del 41% de las operaciones de expatriación que se realizan resultan fallidas, de manera que la empresa tiene que volver a buscar un sustituto.
Esta situación ha supuesto pérdidas de 2.460 millones de euros tan solo en masa salarial por las selecciones realizadas en los últimos tres años. De hecho, cada expatriación que no funciona supone para la empresa unas pérdidas que suponen dos veces el salario del directivo, una media de 150.000 euros anuales.