Esta pandemia a la que nos hemos visto expuestos en las últimas semanas, nos ha permitido comprender rápidamente la capacidad del ser humano de reinventarse incluso sin darse cuenta. La necesidad de mantenernos activos frente al mundo exterior ha generado una explosión de contenidos que buscan llegar a todas las audiencias y, de esta forma, construir nuevas relaciones además de desarrollar una nueva fuente de oportunidades con asuntos que jamás pensamos serían una forma de nutrirnos.

El coronavirus nos ha obligado a tener que asimilar una nueva realidad aun cuando no sabemos cuál será su desenlace mientras no llegue una cura definitiva. Sin embargo, vemos ahora cómo el mundo digital se ha adelantado casi una década en muy poco tiempo, generando hábitos obligados incluso para aquellos que eran poco adeptos al mundo tecnológico, y cómo aparecen miles de influencers que se reinventan con imaginación e ingenio y que nos impresionan, desde sus hogares, con su creatividad. Hoy artistas, cocineros, profesionales independientes de múltiples disciplinas e incluso negocios, buscan crear nuevos conceptos de consumo para llegar de forma oportuna a un mercado que, aún incrédulo, se deja conquistar frente a la inventiva de muchos como medio de subsistencia.

Las múltiples plataformas y redes por donde navegamos representan nuestro mundo exterior y principal canal de comunicación. Para muchos de los que vivimos de hacer entrevistas y soportar un sinnúmero de sesiones en vivo, ésta es ya nuestra nueva realidad que se ha convertido en el mecanismo más seguro de supervivencia colaborativa y, por ahora, el único tratamiento sin mascarillas contra la COVID-19.

Convivimos navegando entre Instagram, YouTube, Twitter y Facebook en estos tiempos de confinamiento, donde el consumo de contenidos resulta ser un gran pasatiempo, buscando acercamiento social y como una nueva forma de entretenimiento y de ocio.

Entre las dificultades e impactos económicos que ha traído esta pandemia, no se nos puede olvidar la lealtad que debemos a nuestros clientes. Resulta necesario aterrizar la idea que estar en casa no nos hace menos productivos, que tenemos una gran oportunidad de experimentar y generar confianza con nuestras audiencias a través de esta era de la virtualización.